Para Sheila Dunn, el impulso de explorar tanto el mundo externo como el interno es realizado a través de la pintura. Impulsada por una compulsión de crear, Dunn aprovecha su plataforma artística para perseguir su fascinación con las continuas dualidades de la experiencia humana. Sus pinturas resultantes hablan de este contraste entre combinaciones literales y lo metafóricos de luz y oscuridad en una serie de retratos femeninos.

Utilizando figuras fractales incorporadas en sus bocetos, las pinturas de Dunn integran conceptos de forma y la relación necesaria de uno con su entorno. La serie figurativa se enfoca en sujetos femeninos y autorretratos con un ambiente oscuro distintivo adherido a cada pieza. Las obras intrigantes de Dunn representan un viaje de autodescubrimiento hacia el entendimiento el balance requerido en la vida, comunicado a través de pinceladas cuidadosos y combinaciones variantes de colores.