En sus pinturas, Igor Gusev irrumpe  con sus retratos clásicos y paisajes con molestos glitches digitales conocidos en el mundo moderno.

Mientras que sus sujetos están atrapados en escenas de un tiempo pasado con caballos y carruajes y castillos, le agrega unos rastros de color conocidos que hacen que parezca que se trabó una computadora, ingeniosamente cerrando la brecha entre una realidad y otra.