A primera vista, las esculturas de la serie artística, Warm Gun, de Natalie Baxter, parecen criaturas aguadas de un cuento del doctor Seuss. Pero al fijarte más de cerca, uno se da cuenta que son armas de fuego.

Son una crítica hacia la masculinidad tóxica de los hombres en EUA que insisten en tener el derecho de portar todo tipo de armas a pesar de la violencia y los problemas que surgen en ese país debido a esta mentalidad. Son una imagen inocente e impotente de algo que normalmente es totalmente lo contrario.