Alex Kumo se imagina un mundo de seres orgánicos retorcidos que toman prestado los elementos de la vida vegetal, anatomía y el mundo natural. Admite que sus ilustraciones sacarán a algunos de unda, pero incluye las ideas que resaltan la vida y el crecimiento, creando una dicotomía de revulsión y encantamiento conforme el espectador cuidadosamente desenvuelve cada pieza con la mente.