Ana Brecevic y la belleza rota de los corales
Corales fantasma: Ana Brecevic y la belleza rota de los océanos
El cambio climático avanza, y sus efectos más visibles se manifiestan en los océanos y en las comunidades que dependen de ellos. Entre los ecosistemas más sensibles están los arrecifes de coral, cuya fragilidad no solo está en el aumento de la temperatura del mar, sino también en los rastros de nuestra presencia: plásticos, redes de pesca abandonadas y desechos que se acumulan en el fondo marino.
La elegancia de lo dañado
Cuando el agua se calienta más de lo normal, los corales entran en un proceso de blanqueamiento. Las algas que viven en ellos—y que les proporcionan alimento y defensa—se alejan, dejando a los corales sin color y mucho más expuestos a enfermedades. Esta transformación, tan dramática como silenciosa, es el punto de partida de Ana Brecevic, artista visual que ha encontrado en este fenómeno una forma de denuncia.
Su serie más reciente, Plasticum, parte de la belleza hipnótica de los paisajes marinos, pero los combina con elementos que delatan su fragilidad: desechos humanos que amenazan su existencia.
Esculturas hechas de ausencia
En Plasticum, Brecevic recorta delicadas siluetas de corales blanqueados y gorgonias (conocidas también como abanicos de mar). Estas piezas, etéreas y precisas, están adornadas con pequeños elementos decorativos que remiten al tipo de basura que suele encontrarse en los océanos: fragmentos plásticos, cuentas, residuos industriales.
La serie evoca la paradoja entre lo bello y lo dañado. Las piezas parecen joyas marinas, pero en realidad son retratos del deterioro. En palabras de la artista, es una forma de “hacer visible lo invisible”: esos ecosistemas que desaparecen lentamente sin que lo notemos desde tierra firme.
El trabajo de Ana Brecevic no solo es una exploración visual; es también una advertencia urgente sobre los efectos del cambio climático y la contaminación. Un recordatorio de que la belleza natural es finita si no hacemos algo por preservarla.